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Elige la historia que quieres contar

Hace unos días veíamos en casa una peli, comedia española sin demasiadas pretensiones; las peripecias que rodean a la celebración de una boda (se llama «Ahora o nunca«, por si alguno la quiere buscar).
Los guionistas tenían mucho material entre el que elegir. Podían centrarse en la personalidad del novio, un tipo cuadriculado y obsesionado con hacer planes. Podían centrarse en las peripecias del novio, su padre y su suegro intentando llegar al lugar de la boda con el vestido de la novia. Podían centrarse en la novia y sus amigas, cada una con su caracter. Podían centrarse en la relación de la novia con la suegra manipuladora. Podían centrarse en el rol de la suegra «nueva rica» en contraste con sus orígenes humildes. Podían centrarse en la familia de la suegra. Podían centrarse en las diferencias entre las familias de él («ricos») y de ella («humildes»). Podían centrarse en la despedida de soltera (ella le pone los cuernos con un discjockey en la despedida de soltero, éste le chantajea). Podían centrarse en el viaje de los invitados (van todos en un autobús). Podían centrarse en las diferencias culturales (la boda se celebra en Inglaterra). Podían…
En cada una de esas opciones podría haber habido un tema principal para una película digna, una historia que contar. Y sin embargo, ¿qué hicieron? Pues meterlo todo; un batiburrillo de ideas, ninguna de ellas desarrollada en profundidad, y todas compitiendo por su minuto de gloria llevando la atención del espectador de aquí para allá. Como resultado, un pastiche bastante petardo.
Acabó la peli, y me quedé pensando en cuántas veces sucede lo mismo cuando vamos a comunicar algo, hacemos una presentación, damos una charla, escribimos… Tenemos muchas ideas, queremos meterlas todas, no apostamos por una porque nos da miedo que resulte «insuficiente», o que sea aburrido. Llenamos y llenamos espacio olvidándonos del hilo argumental, de la idea fuerza que queremos transmitir. Y el resultado es un mensaje diluido, flojo, intrascendente… y una audiencia que no sabe muy bien qué es lo que queríamos decir.
Así que ya sabes. La próxima vez, decide de antemano qué historia quieres contar, y cíñete a ella.

7 comentarios en “Elige la historia que quieres contar”

    • Diría, Julen, que es cuestión de momentos. Hay personas con las que tenemos múltiples interacciones a lo largo del tiempo (p.j. leer sus blogs a lo largo de 10 años :D), y ahí siempre he defendido que la comunicación debe ser «relajada», que constreñirse a «tu marca» es un coñazo, que todos somos polifacéticos, que evolucionamos, incluso que tenemos nuestras incoherencias, y que está bien que así sea y así se transmita. En estos casos, la «esencia» se destila a lo largo del tiempo, y es un proceso muy enriquecedor.
      Sin embargo, en otras ocasiones tenemos una única bala, una única ocasión de llegar a una determinada persona. Y ahí hay que elegir, porque no va a haber ni contexto, ni tiempo, ni repetición… para que la esencia se acabe destilando por sí sola. Ahí sí creo que hay que afinar.

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  1. Me ha encantado el post Raúl. También la explicación que das a Julen (y sus preguntas siempre finas ;).
    Quizá una parte del arte de contar historias radica en nuestra capacidad para discernir cuándo aplica lo relajado y cuando la única bala. También existe la posibilidad de jugar con las dos, creo que son complementarias dentro de una misma historia.
    La experiencia me ha ido enseñando que necesito algunas reglas pero que si quiero contar una historia tengo que ser flexibles y dejarme sorprender, permitir que la historia me diga cosas que no esperaba. Y si aún no me dice nada entonces esperar más (o investigar más lo que quiero decir, a mi audiencia, etc). Al final, contar una historia no deja de ser un acto creativo.
    Buen domingo.

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