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Reivindicando lo físico frente a lo digital

Empecemos por el principio. Soy un fan de la digitalización. Hace unos años, por ejemplo, cogí todos los cds que tenía por casa y me deshice de ellos (donándolos a la biblioteca los que estaban donables, llevando el resto a reciclar), porque ¿cuántos años hacía que no usaba ese soporte? Que viva el mp3 (y ahora Spotify). Dejé de comprar libros físicos, y de hecho voy deshaciéndome de los que tengo. ¡Viva el ebook!. Tengo el disco duro (y de paso la nube) a rebosar de fotos. Por supuesto, nada de cuaderno de notas (lo que escribo lo recopilo en Evernote en cuanto puedo y voy tirando los manuscritos). Planificación, agenda, calendario… todo digital. ¿Las típicas fotos que se llevan en la cartera? En el móvil, por supuesto. Y es que son todo ventajas: ocupa menos espacio, menos desorden, lo llevas todo siempre contigo…
Y sin embargo…
De un tiempo a esta parte noto que me falta algo. Eliminando el componente físico de muchas de mis cosas estoy perdiendo parte de la conexión con ellas. Sí, es verdad, muchas cosas las tengo a un click de distancia… pero ese click supone más de lo que parece a simple vista.

  • Echo en falta, por ejemplo, tener un calendario en mi pared siempre presente, en el que de un vistazo tener controladas las fechas relevantes a corto o medio plazo. Sí, porque en mi Google Calendar está todo… pero o voy expresamente a verlo, o pierdo la referencia.
  • Echo en falta tener lo que siempre fue mis «libros de cabecera», esos volúmenes que están en la mesilla de noche y que te incitan a leer un ratito antes de dormir. Y no «cualquier cosa», sino ese libro en concreto. Porque sí, el Kindle es una maravilla, lo tienes todo ahí… pero el hecho de tener «todo» hace que muchas veces te disperses y acabes leyendo «nada».
  • Tengo literalmente miles de fotos. Pero las que veo son las cuatro que tengo imprimidas y colgadas en la pared, o en pequeños portafotos. Son las que mi mirada recorre una y otra vez cuando entro en las habitaciones. No tengo que ir a buscarlas, son ellas las que salen a mi encuentro.
  • Echo en falta tener un tablero con mis proyectos en marcha, que me hagan recuperar el foco cuando estoy despistado. Sí, tengo mi app de productividad con todos los proyectos… pero tengo que ir a mirarlos. No son una presencia constante, me exigen la disciplina de ir a revisarlos… cuando de otra manera simplemente «están ahí».

Y supongo que podría seguir. En esa dicotomía entre «lo digital» y «lo físico» sospecho que me he pasado de frenada. Desde luego no me voy a volver un neoludita… pero quizás sea hora de corregir ligeramente el rumbo.

4 comentarios en “Reivindicando lo físico frente a lo digital”

  1. Pasé por lo mismo con las fotos (miles en Picasa) y terminé imprimiendo y colgando las mejores para verlas siempre.
    Y con los libros también, trato de comprar cada mes alguno físico para hacerme un hueco y leerlo cuando pueda. En la tableta los libros comprados y sin leer se acumulan…
    Pero no cambio mi Google Calendar por nada, ya me acostumbré a tenerlo siempre abierto en el browser y a mirarlo 50 veces por día en el celular.
    Saludos desde Uruguay, buen 2015 para ti.

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  2. Creo que el aspecto físico de las cosas es algo que no debe ser subestimado…
    Ya no es sólo que hay un algo extra en el hecho de tomar una nota a bolígrafo y dibujar un esquema para que se quede fijado mejor.
    También hay procesos en los que el poner un post it sobre una pizarra o quitarlo dan un cierto «peso» a hacer o terminar cosas.
    Sigo siendo un enamorado de la tecnología, y para el 90% de las cosas, mucho mejor en digital. Pero el otro 10% creo que es imprescindible…

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