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Créditos preconcedidos: piénsatelo dos veces

Recibo una llamada de la BBK, entidad con la que he trabajado intensamente pero que ahora es para mí residual. Me cuentan que hace unos días me enviaron información por correo sobre un crédito al consumo que tenía preconcedido hasta un límite de 6.000 euros, que si la he recibido. Se trata de que puedo pedir un préstamo por esa cantidad cuando quiera, sin más estudios ni aprobaciones adicionales.
Supongo que recibí la carta, y que tal y como la abrí, la tiré. No me interesa. Pero no es ya una cuestión coyuntural (de que ahora no tenga esa necesidad financiera) sino de que cualquiera debería plantearse si realmente necesita un crédito así; pagar cerca del 10% TAE de intereses (¿no nos quejamos de que la hipoteca nos ha subido al entorno del 6%?) para créditos orientados al puro consumo. Que si un viaje, que si comprarse una tele nueva, que si… Y esto tu «entidad financiera de confianza»: las condiciones de los préstamos al consumo que se anuncian en la tele son incluso peores.
Una recomendación financiera básica es no endeudarse para pagar caprichos. Si no tenemos dinero para esos caprichos, nos aguantamos. Pero meterse en un crédito personal y asumir la carga de intereses simplemente por ese capricho… es una muy mala decisión.
También reseñable la actitud de las entidades financieras: si entras ahora a pedirles un préstamo hipotecario, es probable que llamen a los de seguridad para que te echen con cajas destempladas de la oficina. Pero eso sí, para «colocarte» un préstamo al consumo (mucho más caro, es decir, con mejor margen para ellos; y de mucha menor cantidad, o sea, menos riesgo de impagos para ellos) te mandan carta, te llaman e incluso, cuando le dices que «es un producto que no me interesa», te dicen que si lo has pensado bien, que es un dinero que te viene muy bien ahora en el verano…
Otro consejo financiero, dos por uno: nunca confíes en el asesoramiento de quien tiene algo que ganar o que perder en función del consejo que te da.

14 comentarios en “Créditos preconcedidos: piénsatelo dos veces”

  1. Desde luego que tampoco te han apuntado con una pistola. Eso es un preconcedido, si te interesa lo coges y si no lo dejas. Pero de ahí a decir que en la BBK son subnormales hay un gran trecho. ¿Tienen una bola de cristal para saber si tienes necesidad de eso o no? Si te han enviado una carta es porque eres o has sido un buen cliente y te dan esa facilidad, pero no porque seas EL CLIENTE. Si quieres tirar esa carta a la basura riéndote del trabajo de un analista de créditos allá tú. A mí cuando me llega algo del banco no pienso que me quiere estafar sino que han pensado en mí como un target de negocio que, lógicamente por haber estado vinculado con ellos, les merezco solvencia suficiente para que devuelva ese dinero a cambio de sus lógicas comisiones.
    Pero claro, en este país el deporte oficial es el marujeo y de poner a parir las cosas mirando por encima de un pedestal. Mejor mirémonos al ombligo y hagamos una pausada reflexión sin pensar en que tal vez el panadero de la esquina se lefe dentro de los bollitos que compramos.

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  2. @Entidad Devoragrasa: que uno tenga opción de escoger o no algo que le ofrecen no significa que no pueda opinar que es lo único que hace el autor del blog desde mi punto de vista. Si un vendedor ambulante de playa me quiere vender un refresco de lata a 6 euros, ¿no puedo opinar yo que es una tomadura de pelo o que es muy caro? ¿o como tengo la opción de no comprarlo tengo que decir amén y no opinar acerca del precio?
    Si hay quien quiere comprarlo, que lo compre, pero yo (o quien sea) tengo todo el derecho a opinar igual que el que me escuche tiene todo el derecho de coincidir conmigo o no.

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  3. Venga, hombre, con lo bien que te vendrían unos eurillos pa comprarte el iPhone…Aunque lo niegues, sabes que lo necesitas y lo deseas…

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  4. @Entidad Devoragrasa: de lo que yo he dicho a decir que en la BBK son subnormales también hay un trecho.
    ¿Que si tienen una bola de cristal? Hombre, pues entre otras cosas un depósito que tengo contratado con ellos, mira tú qué fácil. Pero tampoco es el punto (otro día hablamos de las incosistencias de la gestión de clientes), como cualquiera entiende de la frase «Pero no es ya una cuestión coyuntural (de que ahora no tenga esa necesidad financiera) sino de que cualquiera debería plantearse si realmente necesita un crédito así».
    La cuestión es la reflexión general respecto a que uno no debe endeudarse al 10% para darse caprichos, y la colateral de que son las mismas entidades las que te tratan como a un delincuente por pedir créditos hipotecarios las que quieren colarte créditos al consumo al 10%.
    Iñaki, ésa es otra cuestión. Pero no, no compraré este iPhone, prometido :D.
    Chica de Pontedaia, efectivamente, las tarjetas de crédito son un riesgo muy grande. Hay gente que vive permanentemente con el crédito de su tarjeta al límite, aplazando pagos y pagando unos intereses demenciales por ello. El consejo siempre es usar las tarjetas de crédito pagando todo el saldo el mismo mes (algo que no comporta intereses), pero no usarla como vía de financiación más allá de eso (y menos para caprichos, claro).

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  5. «nunca confíes en el asesoramiento de quien tiene algo que ganar o que perder en función del consejo que te da»:
    Hostras Raúl!, te acabas de cargar al 80% de la profesión consultora (concretamente a la mayoría de la consultoría «industrial»)

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  6. Hombre, Luis, ¡por descontado! Esos son los peores… cuando uno es «arte y parte» es inevitable (por mucha «profesionalidad» que quiera poner) arrimar el ascua a su sardina. Tengo guardado uno de tus posts que hablaba sobre ello para ilustrar uno mío.

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  7. Más razón que un santo. Aún así, cada uno que se meta en lo que quiera. Es triste esté de moda endeudarse para pagar caprichos o aparentar cierto nivel de vida. Totalmente demencial desde mi punto de vista, pero ya digo que cada uno gestione su dinero como buenamente quiera.
    Lo que sí que no aguanto es que me llamen contínuamente para ofrecerme este tipo de productos y, encima, no les basta con un «no me interesa» sino que hay que vender como sea. Yo intento dejárselo claro desde el principio de la conversación, pero parece que a menos que te pongas mínimamente serio no cejan en su empeño ¡y a la hora de la siesta! (que es lo que más me fastidia realmente de todo el asunto :-D).

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  8. Bueno, también hay otro punto de vista… que la economía familiar no es solo para subsistir, quizás te puedes permitir cierto grado de endeudamiento por un capricho… ¿por qué no? También hay que disfrutar de ciertas cosas que te gustan, siempre por supuesto que no te dejes engañarte por esos créditos fáciles, cuando buscando un poco te lo dan 4 o 5 puntos más barato.
    (!Cuanto tiempo sin ecribir por aquí!) 🙂

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  9. Pues bienhallado 🙂
    Estoy de acuerdo en que la economía familiar no es sólo para subsistir. Pero hay que saber cómo y cuándo (y cuánto también) se puede uno dejar llevar por los caprichos. Uno se puede dar un capricho si tiene dinero de sobra, si tiene una situación holgada… pero si vas con el agua al cuello no tiene ningún sentido; es el resultado de la sociedad hedonista que nos hemos creado.
    Pero claro, luego llega el llanto de que no llegamos a fin de mes, de que «no nos llega», de que «ay que ha subido el euribor». Cuando los principales responsables de ese tipo de situaciones somos muchas veces nosotros y nuestras malas decisiones: nuestra tele de plasma que no falte, las vacaciones a tutiplén, el coche nuevo, etc, etc.
    Recuerdo el caso de una persona que cada dos por tres estaba con «es que no me llega para comprar una casa, jo, qué mal»; y a la que te descuidabas, se pillaba un viaje al Caribe. No digo que si se ahorra el viaje pueda comprarse una casa (aunque todo ayuda), pero desde luego si sigue metido en ese ritmo de vida no va a poder hacerlo nunca.
    En definitiva, que como si de una moderna pirámide de Maslow se tratara, caprichos sí; pero una vez que esté asegurado el nivel de subsistencia. El problema es que muchos ponen en peligro ese nivel de subsistencia para darse caprichos.

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  10. Una cosa que a mí me ha sorprendido desde que lo supe es que la segunda entidad en la que más confían los pequeños empresarios es en los bancos y cajas. (La primera es su asesor fiscal). Por debajo están los ayuntamientos, gobierno y otras instituciones, y hacia el final de la cola las empresas de telecomunicaciones e informática.
    Yo no concibo que haya gente que consulte al director de su oficina si compra acciones de tal empresa o invierte en tal fondo. El director es un comercial con incentivos para vender productos concretos, y por muy buena persona que sea, entre llevarse su bonus o que tú ganes unos euros más o menos probablemente va a tener claras sus preferencias.

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