Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí


Da igual lo que quieras ser de mayor


Estuve en este evento sobre «el futuro del empleo» (está bastante interesante, especialmente la mesa redonda) y, en un momento dado, el divulgador Pere Estupinyà planteaba una reflexión interesante sobre esa pregunta tan clásica… «¿Qué quieres ser de mayor?»

¿Qué quieres ser de mayor?

Es la típica pregunta que se les hacía (y todavía se les hace, supongo) a los niños. Es gracioso ver como sus mentes infantiles van respondiendo según los estereotipos sociales. Quiero ser astronauta, o policía, o médico/a, o veterinario/a, o profesor/a, o artista, o cocinero/a, o escritor/a, o youtuber… Evidentemente en niños pequeños es totalmente intrascendente, su conocimiento del mundo es limitado y cualquier respuesta que den no va más allá de generar un momento «cuqui».
La cuestión es que, a medida que van creciendo, la pregunta se les va repitiendo. Y ya no tiene tanta gracia. «¿Ya tienes pensado a qué te quieres dedicar? ¿Qué vas a estudiar?». Su conocimiento del mundo sigue siendo limitado (aún me acuerdo de mí mismo diciéndome que querría ser «ingeniero», sin tener ni puñetera idea de lo que implicaba ser un ingeniero… no, al final no fui por ahí), pero la presión crece.
Y no desaparece. En realidad a medida que transcurre nuestra vida seguimos azotándonos con la pregunta… «¿Dónde te ves dentro de cinco años?» no deja de ser la traslación adulta del «qué quieres ser de mayor». Si en vez de «cinco años» pensamos en veinte, o en treinta… dan escalofríos.

De mayor vas a ser muchas cosas…

La cuestión es que, como planteaba Pere, se trata de una pregunta que si en algún momento tuvo sentido, desde luego ahora ya no lo tiene. «De mayor» vas a ser muchas cosas, porque no vas a tener una «profesión para toda la vida». Vas a ir desempeñando muchos roles a lo largo de los años, y seguramente sean muy dispares. Distinta ocupación, distinta responsabilidad, distinto sector, distinto lugar, distintas habilidades requeridas…
A veces, de hecho, esos roles se desarrollarán en paralelo: vas a participar en un proyecto ejerciendo de una cosa, mientras que eres voluntario en una asociación, das clases en un master, eres presidente de la comunidad, inversor en un negocio, entrenador del equipo de fútbol de los niños, cuidador de una persona mayor… todo a la vez, sin posibilidad de separar lo uno de lo otro.
Es más, de todas esas ocupaciones diversas que vas a tener a lo largo de tu vida, muchas de ellas ni siquiera eres capaz de conceptualizarlas, ni de saber que van a existir. Piensa en cómo ha cambiado el mundo en los últimos 30 años… ¿te imaginas cómo puede ser dentro de otros 30? Y si piensas en tus hijos… ¿cómo era la vida 50 años de que ellos nacieran, y cómo será cuando ellos tengan esos 50 años? ¿Cómo les vas a pedir que sean capaces de imaginar «qué van a ser de mayores»?

Una pregunta inútil

En este contexto de incertidumbre y de dispersión de opciones, parece claro que «qué quieres ser de mayor» no es una pregunta especialmente útil. Quizás haya que pensar en otras. Como por ejemplo, «qué herramientas vas a desarrollar para poder adaptarte a todos esos cambios».
Por eso lo que estoy haciendo con Skillopment me resulta estimulante; porque desde esa perspectiva de incertidumbre (o mejor aún, de certidumbre en la inestabilidad y en la variabilidad) es clave ser consciente de que tus habilidades son las que te van a permitir adaptarte a los escenarios que surjan. Y que cuanto más ágil seas a la hora de desarrollar esas habilidades, mejor.
En la vida te va a tocar tirar muchas veces los dados. Y ya sabes, cuantas más habilidades tienes y más desarrolladas están, más probable es que tengas suerte.

4 comentarios en “Da igual lo que quieras ser de mayor”

  1. Raúl:
    Interesante lo que cuentas. Son preguntas que nos hacemos todos. Sobre todo los padres y madres. Me identifico, en parte, con esto que dices: «tus habilidades son las que te van a permitir adaptarte a los escenarios», pero oye, una hipótesis: ¿y no ocurre también al revés? incluso… ¿puede ser que, en un entorno tan cambiante, son las oportunidades que revelan los escenarios las que te motivan a adquirir algunas de las habilidades que necesitan? ¿qué va primero, el huevo o la gallina? Intuyo que nos movemos en las dos direcciones, pero la duda de fondo es: ¿hay que «buscar» tanto, o deberíamos confiar también en «encontrar»? ¿y si resulta que «estar muy atento a los escenarios» es el driver más importante para elegir las habilidades que necesitamos o queremos desarrollar? Fíjate que si esto fuera verdad, entonces pasa a ser muy importante la capacidad de «aprender RÁPIDO», porque las oportunidades se van… Ya me cuentas, que eres el experto. Son solo preguntas que me hago…

    Responder
    • Uuu… un tema más que interesante el que abres, y que encaja con algo a lo que tengo que acabar de dar una vuelta sobre la «aprendizaje preventivo».
      Mi idea es que el «aprendizaje preventivo» (todo eso que nos forzamos o nos fuerzan a aprender «por si acaso», «porque te será útil») tiene un «rozamiento» muy elevado, comparado con cómo aprendemos cuando «lo necesitamos» (no para el futuro, si no para el inmediato presente). El hambre agudiza el ingenio. Sí, es posible el «aprendizaje preventivo», pero te obliga a hacer y sostener un ejercicio de visión muy potente, a confeccionar entornos de aprendizaje (p.j. «crearte un proyecto práctico»)… cosas que cuando estás aprendiendo por algo que te aprieta surgen de forma natural.
      Un ejemplo muy evidente puede ser el de los idiomas: puedes ir a una academia, y hacer tus ejercicios, y buscarte alguien para tener una conversación por skype, y duolingo y lo que quieras… pero nada comparado a que te suelten en un entorno de inmersión obligatoria donde la necesidad de aprender sea perentoria, donde haya un dolor real que tienes que solucionar. Ahí el aprendizaje es casi inevitable.
      Obviamente, como bien dices, hay dos direcciones: si yo me preparo con antelación para una situación voy a estar más adaptado, pero también es verdad que el incentivo para aprender es mucho mayor cuando la necesidad aprieta (y quizás parte de la clave del aprendizaje eficaz es someterse a escenarios en los que tengas que aprender sí o sí, aunque sea incómodo).
      Pero en última instancia, hayamos aprendido con antelación o porque no nos quedó más remedio, al final esas habilidades y conocimientos entran en nuestra mochila. Y con esa mochila es con la que enfrentaremos escenarios futuros.

      Responder
  2. Hola Raúl:
    Gracias por este post. Has hecho una reflexión muy interesante. Yo lo comparto plenamente. En un artículo de mi blog hablé de algo parecido. No sabemos cómo será el mundo (aunque hagamos predicciones) ni qué profesiones existirán dentro de unos años que hoy ni pasen por nuestra mente. Yo lo llamo como «estudiar a ciegas». Por eso coincido en la importancia de las habilidades y de la curiosidad para no dejar de aprender.
    Un saludo

    Responder

Deja un comentario