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Los quesos que volaron

Leí el libro «¿Quién se ha llevado mi queso?» cuando salió (¿hará 10-12 años, quizás?). Por aquel entonces hizo furor. Yo recuerdo que en su momento me pareció un libro tontorrón. Y es que nunca me ha gustado ese estilo de «fábula» (al que pertenecen otros tipo «La Buena Suerte») que, para contarte una moraleja que cabría en un post de un blog, o incluso en un tuit de 140 caracteres, se inventan una metáfora esquemática y escrita (con perdón) para tontos. En este caso, dos ratones y dos liliputienses acostumbrados a comer queso en un sitio determinado, y cómo reacciona cada uno el día que el queso desaparece.
El caso es que, a pesar de todo, la moraleja en su día sí me gustó. Que las cosas cambian, y que ante el cambio tienes dos opciones: quedarte como un pasmarote, enfadarte, patalear… o buscarte la vida para salir adelante (¿Veis? Cabía en un tuit). Aun así, esta filosofía de vida por aquel entonces la entendí digamos de forma «racional», no «visceral». Como un aviso a navegantes, que sí, que vale, que las cosas cambian y tal… pero mirando alrededor tampoco parecía una cuestión de urgencia. No había muchos quesos desapareciendo.
Sin embargo, en los últimos tiempos me viene a la cabeza cada vez con más frecuencia la historieta del queso. Porque, ahora sí, veo alrededor que los quesos vuelan sin parar. Cada vez más sectores, más empresas, más individuos… se enfrentan al hecho de que sus quesos, los quesos que daban por supuestos, de los que se venían alimentando toda la vida y de los que esperaban vivir para los restos, desaparecen. Y veo muchas reacciones «al estilo liliputiense Hem»: que era el que se enfadaba, se enrocaba en que él quería su queso como siempre, y que de ahí no salía.
En definitiva, hace 10 años el libro tenía un carácter de aviso («ojito, que las cosas están cambiando, que no te pille desprevenido…»). Ahora tiene, desde mi punto de vista, el sabor amargo de la crónica de lo que está pasando. Ya el aviso («un día el queso desaparecerá») no procede. Porque los quesos, para muchos, ya han desaparecido.

1 comentario en “Los quesos que volaron”

  1. Raúl, en tu post anterior alguien comentaba: «echarle las culpas a los especuladores, tiburones o a los ricos, está ya un poco trasnochado». Me imagino que es lo que tú intentas expresar en esta entrada, y lo que yo mismo pensaría si no fuese porque en este caso es mentira.
    Está claro que no vale de nada pasarse la vida protestando y anhelando lo que ya no se tiene. Pero las protestas diarias que expresamos no están motivadas porque nuestro queso haya desaparecido. El motivo es que nuestro queso está siendo robado poco a poco y a plena luz del día, por lo que además podemos señalar a quien se lo está llevando. ¿Dejarías que un ladrón entrase tranquilamente en tu casa cada día para llevarse algo, pensando que es algo a lo que te has de acostumbrar?
    Hay muchas diferencias entre adaptarse a algo que es realmente inevitable y dejarse convencer de que algo que «no» lo es lo es. Dices que no te gustan las explicaciones «tontorronas»…

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