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Recomponiendo el puzzle organizativo

Estas semanas estoy haciendo un trabajo de consultoría de organización. Es decir, llegar a una empresa, y tratar de identificar qué cosas funcionan bien a nivel organizativo, y (sobre todo) qué cosas son susceptibles de mejorar, qué engranajes son los que chirrían.
La fase de diagnóstico es verdaderamente interesante. Normalmente, planteas entrevistas en profundidad con las «fuerzas vivas» de la empresa (empezando por los primeros directivos, y descendiendo a tantos niveles organizativos como sean necesarios). Te permite sumergirte en la realidad de una empresa (y muchas veces de un sector), aprendes muchísimo. Y llegas a adquirir en poco tiempo una visión bastante nítida de la empresa. Mejor, normalmente (y ahí radica el valor añadido, y eso es lo que te permite luego proponer soluciones) que las personas que están dentro de la misma.
Por un lado, tú llegas con la mente «limpia», libre de prejuicios, del peso de la cultura, de la historia, de las cargas emocionales, de las relaciones. Analizas la empresa de forma desapasionada, aséptica. Y eso, quieras que no, te da ventaja.
Pero es que además consigues ver la empresa desde muchísimos prismas distintos. La ves a través de los ojos del primer directivo, pero también a través del empleado «raso». La ves con los ojos de quien lleva décadas en ella, y con los de quien acaba de incorporarse. Con los de quienes han tenido una carrera próspera, y con los de quienes, por distintas razones, han tenido peor suerte. Con los de los servicios centrales, y con los de las delegaciones. Ves la globalidad, y ves el detalle. Y esa posibilidad que tiene el consultor de acumular y contrastar todas estas visiones hace que, en última instancia, consiga tener una idea de conjunto mucho más completa y precisa de la realidad de la empresa que cualquiera de los que la viven en el día a día.
Cuando empiezo la conversación con la gente a la que entrevisto, suelo referirme a la metáfora del puzzle. La visión de cada entrevistado es una pieza del mismo. Algunas piezas son más grandes, otras más pequeñas, unas te dan más pistas y otras menos. Pero nuestra misión como consultores es recopilar todas las piezas, porque sólo así podremos completar el puzzle.
PD.- He recordado una historieta que alguna vez me contaron sobre unos sabios y un elefante… Pues eso, que cada uno cuenta la feria según le ha ido en ella. Si escuchas un número suficiente de versiones, es muy posible que consigas hacerte una idea de la realidad que todas ellas, cada una a su manera, relatan.
Foto: Mykl Roventine

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