Me llamo Raúl y me gusta compartir ideas, reflexiones y herramientas para tener una vida más sencilla, equilibrada y significativa. Cientos de personas ya se han suscrito a mi newsletter semanal gratuita. Más información, aquí


Un ratito para leer

Desde muy pequeño, al niño le contamos un cuento antes de irse a dormir. Forma parte de su rutina, y no lo perdona por nada del mundo. Pero de un tiempo a esta parte, cuando ya toca apagar la luz, nos pide «un ratito más para leer». Quiere quedarse él solo, con su cuento en la cama. Y según te vas por el pasillo, le oyes cómo va contándose, en voz alta, lo que sea (leer no sabe todavía, así que con las imágenes, y lo que se acuerda de lo que nosotros le contamos).
Más majo… y uno no puede por menos que sentir cierto orgullo de padre. Cuántas noches habré estado yo apurando el rato para leer. Siempre, desde que recuerdo, con una lamparita. Primero tebeos, luego los libros de Los Cinco, luego cosas más complicadas. Mi padre pasándose cada rato diciendo que «de día da Dios la luz de balde», mi madre diciendo «apaga ya, que luego no hay quien te despierte». Llegué incluso a tener una de esas mini-lamparitas que con una pinza se enganchaban al libro, y así podía leer debajo de las sábanas sin que, desde fuera de la habitación, nadie se diese cuenta y no vinieran a darme la tabarra. Más de una noche recuerdo haberla pasado prácticamente en vela, muerto de sueño pero incapaz de parar, devorando el libro que tenía entre manos.
En algún momento, eso cambió. No sé qué fue; probablemente este chisme diabólico que ahora tengo delante, llamado ordenador, tenga algo que ver. Ahora me cuesta mucho dedicar un ratito a leer, desde luego nada parecido a una rutina. Quizás sea algo que merezca la pena recuperar.

9 comentarios en “Un ratito para leer”

  1. Hará cuatro en febrero… hombre, yo imagino que ahora también juega a eso de «si leo un rato, tardo más en dormirme». Pero bueno, si le apagas la luz y no quiere dormir se pone a canturrear, o sea, que tiene alternativas para entretenerse 😀

    Responder
  2. Yo nunca he perdido esa costumbre, que antes me tenía leyendo El señor de los anillos, La historia interminable o cientos de libros más hasta las 3 de la mañana… Ahora no llego a esas horas, pero media horita no me la quita nadie 🙂
    Recupera la costumbre! merece la pena.
    Salu2

    Responder
  3. Mis hijas, un poco mayores que Pablo, han seguido el mismo camino. La mayor, con seis y medio ya lee de verdad y desde hace meses tienen cada una su propia lamparita de cama.
    En cuanto a mí, paso muchísimas horas a la semana frente al ordenador, bastantes de ellas leyendo. Pero leer, lo que realmente es disfrutar leyendo, es algo a lo que no renuncio por nada del mundo. Como mínimo un rato (de 5 minutos a…) antes de dormir, siempre, a diario. Lo demás, ratos que robo en el transporte público, en sobremesas, en vacaciones. Puedo renunciar a casi todo, pero no a la lectura: es como el aire.

    Responder
  4. A mí me pasa lo mismo pero con Internet. No puedo dejar de leer y leer blogs.
    Lo de leer en la cama nunca he sido capaz, ¿no os duele la espalda cuando lleváis 20 minutos?

    Responder

Deja un comentario