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Retoque fotográfico a un hijo

La mañana del domingo la pasamos de sesión fotográfica. Árbol de Navidad y pequeñajo vestido de pastorcillo, con su txapela, su chaleco de borreguito, su ovejita de peluche y su cayado (qué miedo daba cada vez que lo enganchaba… que 10 meses son muy pocos para manejar armas!!). Gracias a la cámara digital, le cayeron no menos de 70 fotos – pero el jodío no estaba por la labor; aparte de quitarse la txapela en modo automático (lo que obligaba a una coordinación muy acompasada entre el progenitor A que se la ponía en la cabeza y el progenitor B que tiraba la foto antes de que el crío se la quitase), no estaba sonriente.
Mira que tengo un niño majo, pero esa mañana no estaba por la labor. Así que las fotos «finalistas» (van para hacer el típico christmas navideño con foto de niño) eran todas con su cara seria.
Se me ocurrió intentar pasarlas por el Photoshop: coger esta foto, ponerle encima una sonrisa sacada de otra foto e intentar homogeneizar ambas capas. Vaya por delante que no soy ningún mago del photoshop, así que el resultado no fué demasiado alentador: al final, una sonrisa es algo más que una boca – también es una expresión en los ojos, una nariz ligeramente arrugada, etc. Así que el efecto no era nada agradable (el pobre parecía un frankenstein) y descartamos la idea.
Pero aunque técnicamente hubiese sido capaz de arreglar una foto bien arreglada, creo que no la hubiese usado finalmente. Qué triste, ¿no? Tener que «maquillar» a tu propio hijo, y entragar esa «foto falsa» a familiares y amigos. Y es que vale más una foto imperfecta pero con corazón, que una foto «perfecta» pero sin alma.
PD.- Sí, vale, un post baboso. Tengo un hijo de 10 meses que es guapísimo, listísimo y simpatiquísimo y que está a punto de vivir sus primeras navidades (las primeras fuera de la tripa, claro, que en las anteriores ya estaba dando sus buenas patadas y si no que se lo pregunten a su madre!). ¿No tengo derecho a babear? Pues eso. 🙂

9 comentarios en “Retoque fotográfico a un hijo”

  1. Consultor, hace tiempo que los contenidos del blog han caído en picado. Yo hace tiempo lo leía con interés pero te has instalado en lo banal y de ahí parece que no hay quien te mueva. Y no lo digo por este post de tu niño, que es sólo la guinda.

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  2. Has descubierto el Gran Secreto:
    El enigma de la sonrisa de la Mona Lisa está ahora claro: Leonardo viajó en el tiempo y usó el Photoshop. Tuvo tu mismo problema con las capas.
    😉

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  3. Enrique, si al menos tuviese la mano de Leonardo… pero el pobre parecía un monstruito, nada de sonrisa enigmática.
    Ales, con 15 años me va a odiar igual haga lo que haga…. así que no me voy a preocupar demasiado!
    Julen, «por eso y más…»
    Niko, hace tiempo que decidí que este blog es fundamentalmente mío y que iba a escribir de lo que me diese la real gana. Banal o interesante, es una valoración que cada cual puede hacer, lo mismo que puede tomar la decisión de leerlo o no. En todo caso, este soy yo y escribo lo que me apetece escribir en cada momento – lo hice antes y lo hago ahora.

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  4. Pues una felicitación navideña con un chicarrón de 10 meses con chapela y todo serio será muy original y con mucha alma.
    Me imagino que la habrás usado ¿no? . Al final no me ha quedado claro.

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  5. Ja, ja, cómo te comprendo. Las mías tienen tres y un año, así que he pasado por peripecias fotográficas unas cuantas veces. Los niños gesticulan mucho, y además lo hacen a una velocidad endiablada. Por supuesto, jamás posan (o lo hacen de forma muy antinatural, salvo honrosas excepciones, que llevan la fotogenia en los genes). Así que el secreto es estar muy atento y dispararles sin que se den cuenta. Consigue que esté a gusto con la txapela (no siempre es posible) y ten paciencia. Con un poco de suerte lograrás la foto fetén, por ejemplo: http://www.flickr.com/photos/perezandres/310116907/
    Viva la banalidad, especialmente en Navidad ¿no?

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